El día 8 de noviembre de 1895, Wilhem Konrad Röentgen en la Universidad de Würzburg en Alemania produjo radiación electromagnética en las longitudes de onda correspondiente a los actualmente llamados Rayos X. Fue él mismo quien hizo la primer radiografía a la mano de su esposa Anna Bertha, quien al ver el resultado, quedo horrorizada, se negó a seguir trabajando con él. Esa radiografía tardó en obtenerse, después de una exposición de 15 minutos, sin moverse. Por este descubrimiento, recibió el Premio Nobel de Física en el año 1901. Debe de mencionarse, que un año después, en octubre de 1896, en la ciudad de San Luis Potosí, se obtiene la primer radiografía en nuestro país.
En la medicina, su utilización inició en la ginecobstetricia (sin conocer en esos años el gran riesgo que condiciona la exposición de este tipo de radiación, durante el embarazo, situación actualmente prohibida), así como en estudios de esqueleto. En esta ultima área de la medicina, por las características propias del tejido,
se estudiaron los hallazgos con mas detenimiento y se describen:
Lesiones congénitas (Agenesias, hipoplasias e hipertrofias) y lesiones adquiridas (Traumáticas, inflamatorias, infecciosas, degenerativas, tumorales).
En la situación particular de esta comunicación, la pregunta que nosotros, como radiólogos siempre nos tenemos que hacer es la siguiente: ¿Cuál es el punto más importante cuando envían a un paciente con sospecha clínica de ser portador de alguna tumoración para realizar un estudio de Imagen?, y la respuesta es: Confirmar su existencia
Después de poder contestar, sobretodo de manera afirmativa, la siguiente pregunta es la siguiente: ¿Porqué es importante confirmar existencia de alguna tumoración ósea y sobretodo, ubicar localización anatómica?, y la respuesta es: Por que su tratamiento es multidisciplinario
Cuando se estudian las imágenes radiográficas de casos sospechosos de ser portador de tumores óseos, siempre es necesario que tengamos los siguientes datos, para que la correlación clínica/radiológica sea de utilidad para el paciente:
Edad, hueso huésped, situación, forma, dimensiones, bordes, densidad, integridad, septos en su interior, reacción perióstica (alrededor del hueso), reacción endóstica (dentro del hueso), calcificaciones anormales y cambios en tejido blando vecino.
Ya que se pudo Confirmar su existencia, ¿qué sigue?….
Tratar de definir si es Benigno o si es Maligno, con los cambios analizados en las imágenes
Manejar diagnósticos diferenciales, SIEMPRE
NO poner de primer instancia su estirpe, es decir, no se debe de mencionar el tipo de células que conforman la lesión.
Recordar: Los radiólogos no vemos células, pero si podemos ofrecer diagnósticos de benignidad o de malignidad. Posteriormente, con otros procedimientos de imagen (Tomografía Computada, Resonancia Magnética, PET-CT) se puede tener una acercamiento mayor al diagnostico final y definitivo.
Utilizar de forma lógica, coherente y ordenada las diferentes modalidades de Imagenología, teniendo siempre en mente alcances y limitaciones,
Una vez confirmada su existencia, se le tiene que poner NOMBRE COMPLETO.
¿Que ofrecemos los radiólogos intervencionistas para lograr llegar a tener el nombre completo, que significa ya tener el diagnostico definitivo y correcto?
Biopsia con aguja guiada por TC o Fluoroscopía, siempre valoración multidisciplinaria.
Embolización pre quirúrgica
En la próxima comunicación, les comentaré con mayor detalle en que consisten estos procedimientos de la Radiología Intervencionista.