La Radiología Intervencionista y tumores óseos

En la presente comunicación, les comentaré con mayor detalle en que consisten los procedimientos de la Radiología Intervencionista, en los pacientes que tienen como diagnostico algún tumor óseo.

Que ofrecemos?

Biopsia del tumor, con aguja guiada por TC o Fluoroscopía, siempre con valoración multidisciplinaria. 

Embolización pre quirúrgica del tumor.

Las biopsias óseas siempre se realizarán previa evaluación clínica, conocer las condiciones cardio-vasculares mediante valoración similar a la que se realiza ante cualquier intervención quirúrgica, realizar estudios de laboratorio pre-operatorios como son biometría hemática, tiempos de coagulación, química sanguínea. Habitualmente, es un procedimiento ambulatorio, no se necesita hospitalización.

Se seleccionara el tipo de procedimiento por imagen (fluoroscopía digital o tomografía computada) dependiendo del sitio, tamaño, localización dentro del hueso afectado, y el que nos ofrece menos posibilidad de riesgos y/o complicaciones.

Se debe de comentar el caso, con el servicio de Patología, para estar de acuerdo con el número de fragmentos a enviar, en que vehículo conservador se debe de enviar, y en que condiciones deben de entregarse, pues es diferente enviar solo hueso para su estudio, que enviar también tejidos blandos vecinos al hueso enfermo.

El paciente siempre debe de estar sedado, pues se debe de evitar desde la incomodidad hasta dolor, ya que pueden ser procedimientos dolorosos.

Una vez seleccionado el sitio con el procedimiento de imagen, se realizara el marcaje en la piel con un marcador metálico, y poder ubicar en las imagen el sitio a biopsiar.  Posterior a esto, ya se realiza la biopsia por punción, utilizando agujas especificas para ésta, ya que son de mayor calibre, con mas filo en la punta, para que el fragmento sea mayor y se pueda, literalmente, perforar el hueso. Al finalizar, se cubrirá el sitio de punción, y al dar de alta al paciente, se le indicaran analgésicos.

Las embolizaciones de tumores óseos, son procedimientos mínimamente invasivos que tiene como objetivo, ocluir vasos sanguíneos arteriales que irrigan al tumor.

Los materiales embolizantes se colocan, a través de un catéter, de manera selectiva, controlada y segura, en el vaso sanguíneo especifico y seleccionado.

Es un procedimiento prequirurgico que tiene como indicaciones:

Ocluir vasos que irrigan tumoraciones

Controlar o prevenir hemorragias

Reducir tiempo quirurgico

Ha tenido crecimiento notable en nuestra practica, pues el éxito se ha debido a los siguientes factores:

: Selección correcta del paciente

: Conocimiento clínico, anatomico regional y destreza del intervencionista   

: Mejores equipos de fluoroscopía digital

: Selección del materiales angiográficos y embolizantes

Los agentes embolizantes y materiales angiográficos que actualmente se utilizan son los siguientes, dependiendo del sitio, tamaño y etiología del tumor:

       1)  Catéteres angiograficos hidrofilicos 4 y 5 Fr

       2)  Microcatéteres 2.8 Fr

       3)  Guías hidrofílicas hasta 0.18 

       4)  Agentes embolizantes:

            : Gelfoam

            : Microcoils fibrados e hidrocoils 

            : Microesferas desde 100 a 1200 micras 

CONCLUSIONES

Gran utilidad y valor, siempre y cuando sean indicados correctamente

Multidisciplinaria e interdisciplinario.

Reduce tiempo y sangrado quirúrgicos

No son baratos, pero reducen gastos totales.

Siempre por grupo médico con entrenamiento completo en procedimientos y con experiencia real

En la siguiente comunicación, comentare otro de los procedimientos que se cuenta dentro de la Radiología Intervencionista. 

La Radiología Intervencionista y tumores óseos

El día 8 de noviembre de 1895, Wilhem Konrad Röentgen en la Universidad de Würzburg en Alemania produjo radiación electromagnética en las longitudes de onda correspondiente a los actualmente llamados Rayos X. Fue él mismo quien hizo la primer radiografía a la mano de su esposa Anna Bertha, quien al ver el resultado, quedo horrorizada, se negó a seguir trabajando con él. Esa radiografía tardó en obtenerse, después de una exposición de 15 minutos, sin moverse. Por este descubrimiento, recibió el Premio Nobel de Física en el año 1901. Debe de mencionarse, que un año después, en octubre de 1896, en la ciudad de San Luis Potosí, se obtiene la primer radiografía en nuestro país.

En  la medicina, su utilización inició en la ginecobstetricia (sin conocer en esos años el gran riesgo que condiciona la exposición de este tipo de radiación, durante el embarazo, situación actualmente prohibida),  así como en estudios de esqueleto. En esta ultima área de la medicina, por las características propias del tejido,
se estudiaron los hallazgos con mas detenimiento y se describen:

Lesiones congénitas (Agenesias, hipoplasias e hipertrofias) y lesiones adquiridas (Traumáticas, inflamatorias, infecciosas, degenerativas, tumorales).

En la situación particular de esta comunicación, la pregunta que nosotros, como radiólogos siempre nos tenemos que hacer es la siguiente: ¿Cuál es el punto más importante cuando envían a un paciente con sospecha clínica de ser portador de alguna tumoración para realizar un estudio de Imagen?, y la respuesta es: Confirmar su existencia

Después de poder contestar, sobretodo de manera afirmativa, la siguiente pregunta es la siguiente: ¿Porqué es importante confirmar existencia de alguna tumoración ósea y sobretodo, ubicar localización anatómica?, y la respuesta es: Por que su tratamiento es multidisciplinario

Cuando se estudian las imágenes radiográficas de casos sospechosos de ser portador de tumores óseos, siempre es necesario que tengamos los siguientes datos, para que la correlación clínica/radiológica sea de utilidad para el paciente:

Edad, hueso huésped, situación, forma, dimensiones, bordes, densidad, integridad, septos en su interior, reacción perióstica (alrededor del hueso), reacción endóstica (dentro del hueso), calcificaciones anormales y cambios en tejido blando vecino.

Ya que se pudo Confirmar su existencia, ¿qué sigue?….

Tratar de definir si es Benigno o si es Maligno, con los cambios analizados en las imágenes

Manejar diagnósticos diferenciales, SIEMPRE

NO poner de primer instancia su estirpe, es decir, no se debe de mencionar el tipo de células que conforman la lesión.

Recordar:  Los radiólogos no vemos células, pero si podemos ofrecer diagnósticos de benignidad o de malignidad. Posteriormente, con otros procedimientos de imagen (Tomografía Computada, Resonancia Magnética, PET-CT) se puede tener una acercamiento mayor al diagnostico final y definitivo.

Utilizar de forma lógica, coherente y ordenada las diferentes modalidades de Imagenología, teniendo siempre en mente alcances y limitaciones,

Una vez confirmada su existencia, se le tiene que poner NOMBRE COMPLETO.

 ¿Que ofrecemos los radiólogos intervencionistas para lograr llegar a tener el nombre completo, que significa ya tener el diagnostico definitivo y correcto?

Biopsia con aguja guiada por TC o Fluoroscopía, siempre valoración multidisciplinaria. 

Embolización pre quirúrgica 

En la próxima comunicación, les comentaré con mayor detalle en que consisten estos procedimientos de la Radiología Intervencionista.

La radiología intervencionista y embolización de varicoceles

Continuaré con la descripción del procedimiento, para conocer criterios de selección de materiales embolizantes, cuidados posteriores, así como parámetros para confirmar resultado satisfactorio y hasta las posibles complicaciones que puedan existir. 

Los agentes embolizantes comúnmente utilizados incluyen agentes embólicos sólidos y líquidos oclusivos mecánicamente. La elección del agente embólico depende de la preferencia del Radiólogo Intervencionista. Las embólicas sólidas incluyen espirales y tapones vasculares. Además de la oclusión mecánica, la presencia de «fibras» trombogénicas dentro estos aditamentos induce la oclusión trombótica. Las desventajas de las embolias sólidas incluyen el riesgo de migración de la espiral y perforación venosa. Los embólicos líquidos incluyen el tetradecil sulfato de sodio esclerosante (STS) y polímeros adhesivos como el nBCA (pegamento). Los embólicos líquidos inducen una reacción inflamatoria, lo que resulta en necrosis y trombosis endotelial. Las desventajas de las embolias líquidas incluyen riesgo de atrapamiento del catéter, embolización no precisa, migración de pegamento y flebitis del plexo pampiniforme. En nuestro caso, siempre seleccionaremos materiales sólidos como son las espirales o coils, de metal conocido como Nitinol, que se expanden con la temperatura del cuerpo y se evita la migración de éste hacia los pulmones.

Después del procedimiento, los pacientes deben ser observados durante aproximadamente entre 2 y 3 horas, antes de ser dados de alta. Aunque los pacientes pueden volver a sus actividades habituales en un plazo de 24 a 48 h, se les aconseja que eviten levantar objetos pesados ​​y practicar deportes de contacto durante 5 a 7 días y que consuman una dieta sólida blanda durante 3 días para prevenir el estreñimiento. Se realiza una ecografía Doppler de seguimiento a los 3 meses. En el seguimiento, aunque las venas pueden ser evidentes en el examen, el éxito del procedimiento está determinado por la falta de flujo retrógrado dentro de los trayectos venosos.

El éxito técnico de la embolización percutánea se define como el cese del flujo, que se identificara durante el procedimiento. El éxito de la embolización depende de varios factores, como la anatomía del paciente, el acceso vascular y factores intraoperatorios como el material de embolización y el vasoespasmo. Las consideraciones anatómicas son particularmente importantes, especialmente con respecto a la lateralidad del varicocele. Desde el inicio, la embolización percutánea para los varicoceles del lado derecho ha demostrado ser un desafío técnico. Mientras que las fallas técnicas del lado izquierdo son raras, múltiples estudios han mostrado tasas de fallas técnicas tan altas como 49% para el varicocele del lado derecho. Un meta análisis del Dr. Cayan y su grupo encontraron una tasa general de fracaso técnico del 13,05% entre 314 pacientes, independientemente de la lateralidad, pero los autores no informaron la duración del seguimiento para esta cohorte. La selección cuidadosa de pacientes puede garantizar un mayor éxito técnico. Por ejemplo, en el contexto de un varicocele recurrente después de la terapia quirúrgica, se ha demostrado un éxito excelente que oscila entre el 93% y el 100%.

Una ventaja de la embolización sobre la cirugía es la capacidad de realizar durante el procedimientos, inyección de contraste iodado que puede identificar variantes anatómicas venosas. En teoría, esto puede ayudar a prevenir la recurrencia, ya que la mayoría de los fracasos quirúrgicos se deben a duplicaciones de las venas gonadales no diagnosticadas. El efecto de la embolización percutánea sobre la fertilidad sigue siendo controvertido debido a la escasez de datos que correlacionan la intervención con los resultados del embarazo.

La embolización percutánea puede ser una opción de tratamiento ideal para las recurrencias después de la cirugía. Es posible que los pacientes que se hayan sometido a una reparación quirúrgica primaria no deseen someterse a una segunda operación y que los cirujanos no se sientan cómodos con las técnicas de preservación de arterias y linfáticos en el paciente posquirúrgico debido a la probabilidad de una anatomía distorsionada.  Además, los estudios han demostrado que el varicocele recurrente a menudo se asocia con un aumento de la vasculatura colateral inguinal, que puede ser difícil de ligar quirúrgicamente.

Las complicaciones importantes de la embolización son raras. Si bien la perforación vascular venosa se puede producir durante el procedimiento, rara vez provoca una hemorragia importante. La migración de la espiral o coil es un riesgo conocido de los procedimientos de embolización, pero es bastante raro. Esto puede evitarse sobre dimensionando con precisión las espirales y utilizando del tipo desmontable o tapones vasculares. Los pacientes que se someten a una embolización pueden experimentar dolor de mínimo a moderado, controlado con analgésicos y desinflamatorios durante un máximo de 10 días. 

Los datos abrumadores sugieren que la embolización percutánea para el varicocele es un procedimiento seguro tanto en pacientes adultos como pediátricos. La embolización ofrece ciertas ventajas sobre la cirugía, como la posibilidad de realizar una venografía y el uso de anestesia local en lugar de una técnica anestésica más invasiva. Sin embargo, la embolización conlleva el riesgo, aunque pequeño, de falla técnica y, por lo tanto, la necesidad de un tratamiento quirúrgico adicional. Con una cuidadosa selección de pacientes y asesoramiento previo al tratamiento, la embolización puede emplearse de manera apropiada como una opción de tratamiento segura y eficaz para el varicocele sintomático.

En la próxima comunicación, comentare otro procedimiento que se utiliza en la Radiología Intervencionista, que es de utilidad para una serie importante de pacientes.

La radiología intervencionista y embolización de varicoceles

La embolización percutánea es el menos invasivo de todos los enfoques de tratamiento en casos de varicocele. A diferencia de las terapias quirúrgicas tradicionales, los abordajes intervencionistas percutáneos no requieren incisiones quirúrgicas y, por lo tanto, pueden realizarse con anestesia local, mientras que los abordajes quirúrgicos requieren preparaciones anestésicas más extensas. El uso de la venografía permite la identificación precisa de las venas espermáticas internas, además de cualquier aporte vascular venoso colateral que pueda contribuir a la patología clínica. Además, el método transvenoso elimina virtualmente el potencial de daño a la arteria testicular, lo que resulta en complicaciones teóricamente reducidas relacionadas con el dolor y la atrofia testicular, según lo descrito por el Dr. Joshua Halpern y colaboradores en el año 2016 en una revisión realizada por ellos.

La flebografía de la vena espermática se introdujo por primera vez en la década de 1970 como una herramienta de diagnóstico para la identificación de venas espermáticas incompetentes y la necesidad de una intervención quirúrgica., En 1978,  el Dr. Lima y su grupo.hizo el primer intento de una intervención terapéutica percutánea para el manejo del varicocele. La oclusión percutánea se logró inyectando una combinación de glucosa y un agente esclerosante a través de un catéter transvenoso.  Durante los años siguientes, los intentos posteriores utilizaron una variedad de métodos de obliteración, incluidos agentes esclerosantes, oclusión con balón y embolización con espiral.

Los primeros intentos de embolización percutánea emplearon un abordaje transfemoral de la vena espermática izquierda. Si bien tuvo éxito, el abordaje femoral limitó el acceso a la vena espermática derecha, lo que limitó el alcance del procedimiento a pacientes con varicocele unilateral. En 1981, el Dr. Formanek fue pionero en el abordaje transyugular, que permitió la embolización percutánea bilateral. En la actualidad, se utilizan ambos accesos, femoral y yugular, ya que existen catéteres con diferentes curvas distales pre formadas, así como microcatéteres para técnica co-axial.

El conocimiento de los patrones de drenaje venoso de la vena espermática interna es fundamental para las técnicas de acceso vascular. Por lo general, la vena espermática izquierda drena hacia la vena renal izquierda, mientras que la derecha drena directamente hacia la vena cava inferior en la pared anterolateral debajo de la vena renal derecha. Se cree que la mayor prevalencia de varicocele del lado izquierdo es secundaria al ángulo único en la confluencia de las venas espermática y renal izquierda, lo que conduce a un aumento de la presión hidrostática. Se han descrito variaciones significativas en este patrón típico con comunicaciones anómalas observadas entre las venas retroperitoneal, peritoneal, suprarrenal y porta, así como la comunicación entre las venas espermáticas izquierda y derecha.

El procedimiento generalmente se realiza de forma ambulatoria. El uso de anestesia se limita al uso de anestesia local, así como sedación intravenosa ligeras. El blindaje con fluoroscopia limitada se usa para minimizar la exposición de los pacientes a la radiación, especialmente en varones jóvenes.

El acceso más común es la vena femoral común derecha, la cual es puncionada percutaneamente con la técnica de Seldinger, sin necesidad de reaslizar incisiones en la piel. El acceso por el lado derecho se prefiere de forma rutinaria, ya que es técnicamente más fácil y proporciona un ángulo óptimo para el acceso del catéter en la vena espermática interna y renal izquierda. Para un varicocele del lado derecho, el abordaje también es por la misma vena, recordando que la vena espermática interna derecha se encuentra típicamente en un ángulo agudo en la vena cava inferior anterolateral derecha justo debajo de la vena renal derecha, teniendo que utilizar otro tipo de catéter angiográfico, que tiene doble curvatura, para poder efectuar la canulación con mayor facilidad. No obstante, existe la posibilidad de ingresar por punción de la vena yugular, cuando técnicamente se dificulta el acceso.

Una vez que se realizo la canulación de la vena espermatica en su sitio de confluencia a la vena renal izquierda y/o a la vena cava inferior, con el empleo de una guía angiográfica hidrofilica, el catéter serta descendido hasta llegar a la unión de la vena espermática interna distal y el plexo pampiniforme y se realiza en ese sitio una venografía. El patrón colateral venoso típico es la ramificación de la vena espermática interna en las divisiones medial y lateral en el nivel de la cuarta vertebra lumbar. La división medial drena hacia la vena renal izquierda o la vena cava inferior, mientras que la división lateral  puede drenar hacia las venas capsulares renales y/o colónicas. Se pueden observar comunicaciones cruzadas entre las venas espermáticas izquierda y derecha. Reconocer la presencia de colaterales es crucial, ya que una interrupción fallida de estas vías colaterales puede contribuir a la persistencia o recurrencia del varicocele. 

En la siguiente comunicación, continuare con la descripción del procedimiento, para conocer criterios de selección de materiales embolizantes, cuidados posteriores, así como parámetros para confirmar resultado satisfactorio y hasta las posibles complicaciones que puedan existir. 

La Radiología Intervencionista y drenaje de abscesos

En esta comunicación, mencionare como se lleva a cabo el drenaje de los abscesos, así como beneficios y riesgos del procedimiento, según los lineamientos de la Sociedad de Radiología Intervencionista, el cual es rutinario para todo Radiólogo Intervencionista, pero que el paciente y sus familiares debe de conocer para su tranquilidad.

Los procedimientos mínimamente invasivos guiados por imágenes como son los drenajes percutáneo de abscesos se llevan a cabo por un radiólogo intervencionista, especialmente capacitado en una sala de radiología de intervención o por medio de la orientación por tomografía computada.

El paciente se recostara sobre la camilla durante el procedimiento, o en la mesa del tomógrafo. Estará conectado a los monitores que controlan el latido cardíaco, la presión arterial, los niveles de oxígeno y el pulso.

Personal de enfermería le colocarán una línea intravenosa (IV) en la mano o brazo para administrarle medicación sedante por vía intravenosa. Esto con el propósito de mantener al paciente tranquilo, adormilado, perom reactivo, sin que tenga memoria de dolor.

Antes de realizar la punción, se ubicará el sitio de afectación y se identificará el sitio seguro de abordaje, marcándolo en la piel. Posteriormente, el radiólogo intervencionista adormecerá el área con un anestésico local. Esto podría condicionar una sensación de quemadura  o  de ardor,  brevemente antes de que el área se adormezca.

Se realiza asepsia del sitio y se cubrirá con un campos quirúrgicos la zona del cuerpo en donde se colocará el catéter, realizando una pequeña incisión en la piel, para el avance de la aguja de punción, guías, dilatadores y finalmente el catéter que servirá para el drenaje del material purulento en el sitio. De este material se obtiene una muestra para su cultivo, e identificar la estirpe del o de los micro-organismos que se encuentran produciendo el absceso. En general, este procedimiento finaliza entre 20 minutos y una hora. Permanecerá en la sala de recuperación hasta que esté totalmente despierto y listo para que lo trasladen a la cama del hospital, o se pueda retira a su domicilio, con indicaciones precisa para el buen manejo del catéter de drenaje.

Una vez colocado, el catéter se conecta a una bolsa de drenaje que se encuentra fuera del cuerpo. El catéter permanecerá colocado hasta que el líquido deje de drenar y la infección haya desaparecido. Posiblemente el drenaje de la infección lleve varios días.

Por lo general, los pacientes hospitalizados a los que se les practica un drenaje percutáneo de absceso se quedan internados durante unos días. Generalmente, se lleva a cabo un seguimiento mayor en forma ambulatoria y un radiólogo intervencionista lo verá en periodos regulares para asegurarse de que el proceso de sanación se desarrolla de acuerdo con lo planificado. Una vez que se haya recuperado y el radiólogo intervencionista se encuentre satisfecho con respecto a la finalización de la sanación, se quitará el catéter.

Una vez finalizado el procedimiento, el radiólogo intervencionista puede informar si ha sido un éxito técnico o no, explicando puntualmente las razones en ambos casos.

Para finalizar con este tema, todos los que van a este procedimiento, sean paciente o familiares, se hacen la siguiente pregunta:

¿Cuáles son los beneficios y los riesgos del drenaje percutáneo de absceso?

Beneficios

No es necesario hacer una incisión quirúrgica: sólo un pequeño corte en la piel que no necesita suturas.

El procedimiento es mínimamente invasivo y el periodo de recuperación es en general más rápido que el que lleva un drenaje quirúrgico abierto.

Riesgos

Cualquier procedimiento en el cual se penetra la piel conlleva un riesgo de infección. La posibilidad de necesitar un tratamiento con antibióticos ocurre en menos de uno de cada 1.000 pacientes.

Existe un muy bajo riesgo de reacción alérgica si se utiliza medio de contraste iodado al momento de efectual la tomografía computada. 

En muy raras ocasiones, un órgano adyacente puede resultar afectado por el drenaje percutáneo de absceso.

En ciertas ocasiones podría haber sangrado.

El catéter colocado al momento del drenaje percutáneo de absceso posiblemente se bloquee o se salga de lugar por lo que requerirá que se manipule o se cambia el catéter. Asimismo, una acumulación muy grande o compleja de líquido posiblemente necesite más de un drenaje de absceso.

En el siguiente comunicado, abordaré algún un tema en relación a otro de los diversos procedimientos de la Radiología Intervencionista.

La Radiología Intervencionista y drenaje de abscesos

Un absceso es en una acumulación infectada de fluidos dentro del cuerpo. En general, las personas que tienen un absceso padecen fiebre, escalofríos y dolor en un lugar cercano a la zona involucrada. Si el paciente tiene estos síntomas, no es inusual que se lo someta a un estudio de imágenes,por lo general una tomografía computado o un ultrasonido, con el fin de ayudar a identificar y hacer un diagnóstico correcto del absceso. Una vez que se diagnostica el absceso, el médico y el radiólogo intervencionista trabajarán en conjunto para establecer una terapia adecuada. Siempre que se determine que no es riesgoso, se puede utilizar el drenaje percutáneo de absceso, que permite realizar una terapia mínimamente invasiva para tratar el absceso.

En el drenaje percuáteneo de absceso, el radiólogo intervencionista utiliza la guía por imágenes que pueden ser tomografía computada, ultrasonido o fluoroscopia para colocar una aguja delgada dentro del absceso para obtener una muestra del líquido infectado de una zona del cuerpo como el tórax, abdomen o pelvis. Luego, se deja colocado un catéter de drenaje para que drene el líquido del absceso. Podría llevar varios días para poder remover todo el líquido. En forma ocasional, los abscesos que no pueden tratarse por medio del drenaje percutáneo podrían requerir de un drenaje quirúrgico en la sala de operaciones.

De acuerdo a la Sociedad de Radiología Intervencionista, el drenaje percutáneo de absceso en general se emplea para extraer el líquido infectado del cuerpo, más comúnmente ubicado en el abdomen y la pelvis. El absceso podría ser consequencia de una cirugía reciente o un efecto secundario de una infección como la apendicitis o la diverticulitis. En menor medida, el drenaje percutáneo de absceso puede practicarse en el tórax o en otras partes del cuerpo.

Los pacientes a los que se les practica el drenaje percutáneo de absceso se los coloca en dos categorías generales:

Los hospitalizados, que frecuentemente se recuperan de una cirugía.

Los no hospitalizados y tienen los síntomas detallados anteriormente. En estos casos, posiblemente deba internarse en el hospital en el día en que se le practique el procedimiento.

El paciente debe de informar sobre todos los medicamentos que esté ingiriendo. Lista de  las alergias, en especial a los anestésicos locales, anestesia general o a los medios de contraste. Su médico le podría indicar que deje de tomar aspirinas, medicamentos antiinflamatorios no esteroides  o anticoagulantes.

Las mujeres siempre deben informar a su médico y al radiólogo intervencionista si existe la posibilidad de embarazo. Muchos exámenes por imágenes no se realizan durante el embarazo ya que la radiación puede ser peligrosa para el bebé. En caso de que sea necesario el examen de rayos X, se tomarán precauciones para minimizar la exposición del bebé a la radiación. 

Con la excepción de los medicamentos, su médico le podría indicar que no beba ni ingiera nada por varias horas antes del procedimiento.

El catéter es un tubo de plástico largo, delgado, considerablemente más pequeño que la punta de un lápiz, o aproximadamente un diámetro de 2 a 3 milímetros.

El drenaje percutáneo de absceso en general se realiza con la orientación por medio de imágenes de tomografía computada, ultrasonido o imágenes fluoroscópicas de rayos X, mencionando a continuación las características de cada uno de estas herramientas diagnósticas:

Tomografía Computada

El tomógrafo es una máquina de gran tamaño, con forma de anillo con un túnel corto en el centro. Uno se acuesta en una angosta mesa de examen que se desliza dentro y fuera de este corto túnel. El tubo de rayos X y los detectores electrónicos se encuentran colocados en forma opuesta sobre un aro, llamado gantry, que rota alrededor del paciente. La computadora que procesa la información de las imágenes se encuentra ubicada en una sala de control aparte. Allí es adonde el radiólogo intervencionista opera el dispositivo de exploración y monitorea su examen en contacto visual directo

Ultrasonido

Los exploradores de ultrasonido están compuestos por una computadora y un monitor unidos a un transductor, que es un dispositivo pequeño que parece un micrófono. Algunos exámenes podrían utilizar diferentes tipos de transductores, con capacidades diferentes durante un mismo examen. El transductor envía ondas sonoras de alta frecuencia inaudibles hacia adentro del cuerpo y luego capta los ecos de retorno. Los principios se asemejan al sonar utilizado por barcos y submarinos.

El radiólogo intervencionista aplica una pequeña cantidad de gel en el área bajo examinación y coloca allí el transductor. El gel permite que las ondas sonoras viajen de ida y vuelta entre el transductor y el área bajo examinación. La imagen por ultrasonido se puede ver inmediatamente en un monitor que se parece al monitor de una computadora. La computadora crea la imagen en base al volumen, el tono  y el tiempo que le lleva a la señal de ultrasonido volver hacia el transductor. También toma en cuenta a través de qué tipo de estructura del cuerpo y/o tejido el sonido está viajando.

Rayos X

El equipo generalmente utilizado para este examen consiste en una mesa radiográfica, uno o dos tubos de rayos X y un monitor similar a un televisor ubicado en la sala de exámenes o en un cuarto cercano. La fluoroscopia, que convierte los rayos X en imágenes de video, se utiliza para o guiar y monitorear el progreso del procedimiento. El video es producido por la máquina de rayos X y por un detector que está suspendido sobre la mesa en la que yace el paciente.

En la siguiente comunicación, como se lleva a cabo, así como beneficios y riesgos del procedimiento, el cual es rutinario para todo Radiólogo Intervencionista.